domingo, 27 de abril de 2008

Manila Connection (Ep. 4 y final)

Así y con todo, en las crónicas, me he dejado muchas cosas en el tintero:

Como el fin de semana que nos fuimos en furgoneta al festival de las flores a Baguio, donde la casa no tenía ducha y tuvimos que lavarnos con un cazo y un cubo de agua (Para calentarlo había que usar unos cacharros que se enchufaban a la pared, pero desenchufarlos (segun descubrí yo mismo) antes de "ducharte", porque si tocabas el agua con el calentador dentro, te electrocutabas, (me lleve un buen calambre levantando el cubo y eso que llevaba sandalias de goma, solo fue un susto pero de estar descalzo como procede antes de una ducha, me podía haber quedado frito), lo bueno de ese viaje es que nos acompañó la madre de Mae que se encargó de cocinar todo el fin de semana y pudimos probar la cocina local. Los filipinos, en privado, comen con las manos, en público con cuchara y tenedor, cuchara para el obligatorio bol de arroz y tenedor para todo lo demás. También en este viaje me echaron del escenario de un disco-pub donde bailaba con Mae junto a una pareja que hacía hip-hop y donde le tiré los trastos a una mujer de 50, pero juro que no los aparentaba.


Todas las noches que acababamos en el Green Belt de Makati poniéndonos hasta la mazorca de Strong Ice y codeándonos con diosas pijas, o en el Jay J's, o en el Watering Hole comiendo sizzling chicken, crispy pata y poniéndonos hasta el tranchete de Strong Ice (aquí no había "Philippino Godesses")
La visita cultural a Intramuros, el fuerte desde el que los españoles gobernaron el país, con su escudo y su foso. Y la clase de historia local, con el levantamiento que hicieron contra los españoles por ejecutar al, a partir de entonces martir, Jose Ritzal, que desembocó en la "adquisición" del país por parte de los americanos. Poco después y junto a los americanos perdieron la guerra contra los japoneses, y ahí queda para atestiguarlo su Memorial Hall y su cementerio para los caidos en combate, de estilo totalmente americano.
Las compras en el mercado de las perlas donde aprendí a diferenciar una real de una falsa y aluciné con gran cantidad de puestos, de perlas y de luz blanca que lo inundaba todo (necesaria para poder apreciar las distintas facetas de las perlas)
La forzada reclusión en el hotel por la semana santa (cuando TODO estaba cerrado (a excepción de los puticlubs)) y mañanas y tardes de piscina, sushi e internet donde pude dedicarme al puro hedonismo.

Incursiones en el MegaMall, muy rápidas y protegido por unos cascos con música a todo volumen para evitar la saturación sensorial del centro comercial, el corte de pelo en peluquería cool con masaje capilar incluido, y los típicos productos de consumo en el supermercado que no tienen nada que ver con los occidentales (aparte de la escasez de leche y la inexistencia de aceite de oliva)
Los tres (fallidos) intentos de visitar Hong Kong por tres diferentes buenas razones... :(
Las noches de karaoke, cuando Stephan y yo mismo alucinábamos al comprobar que tantas horas de karaoke tienen su fruto, cantan muy bien, quizás por toda esa práctica, y lo habitual que es escucharles cantando en el trabajo. Conseguí un 100% interpretando The house of the rising sun, pero ellos lo hacían mucho mejor, los filipinos son un pueblo que canta.
La necesidad de hablar en español con alguien de vez en cuando, aunque fuera por el messenger, pese a que todo el mundo decía que en cierta zona se hablaba el idioma y yo no hubiera conocido a nadie de allí. Y por contra el repetitivo tema de conversación con los filipinos sobre las palabras españolas integradas en su idioma.
Y el hotel, ese pedazo de hotel de 5 estrellas donde te tratan con mimo, la comida es excepcional y todo está preparado para que tu estancia allí sea lo más agradable posible, y donde a pesar de echar de menos cocinar me he tirado casi tres meses alimentándome casi exclusivamente de sushi, variado y muy bien preparado. Hay varias cosas que echo de menos de mi estancia alli y el hotel está entre las primeras.

Ha sido una experiencia harto enriquecedora, por todo lo nuevo que he conocido, por la gente, algún nuevo amigo, lugares, paises, gastronomía, maneras de pensar y de vivir. Si no fuera por que a veces tenía que trabajar ;), hubieran sido unas increíbles vacaciones.

1 comentario:

Iberian Proteus dijo...

Queremos el final de las cronicas de Bulgaria.YA. XDDDD